A poco más de dos semanas para la llegada de la Navidad muchos son los que bucean ya en internet para encontrar aquel consejo, dieta o truco que obre el milagro y permita que los excesos de estas fiestas no hagan estragos en sus básculas. Decimos muchos, pero seguramente podríamos decir que prácticamente todos. Pero, ¿y si cambiamos la variable “peso” por salud bucodental? ¿cuántos de nosotros, alguna vez, hemos tenido la más mínima curiosidad por saber en qué medida pueden perjudicar a nuestra dentadura las copiosas comidas navideñas? No nos equivocaremos mucho si decimos que pocos o muy pocos.
Pero lo cierto es que los daños en nuestra boca pueden ser mucho más importantes y difíciles de revertir que esos dos o tres kilitos de más que nos “regalarán” estas fiestas.
Siempre, después de comer o beber, los azúcares y otros carbohidratos de los alimentos entran en contacto con la placa bacteriana y son convertidos en ácidos. Éstos bajan el nivel de pH de la boca y como consecuencia, el esmalte de los dientes puede perder minerales importantes y debilitarse, aumentando así la probabilidad de sufrir una caries. Si como decíamos este riesgo existe siempre que comemos, en Navidad las probabilidades son mucho mayores. Las bebidas y alimentos repletos de azúcar, sumados a las larguísimas horas de sobremesa, en las que se nos olvida la existencia de un “utensilio” llamado cepillo de dientes, son el desencadenante perfecto de diferentes patologías bucodentales.
Así que, como todavía estamos a tiempo de evitarlo, os vamos a dar unos consejos para que el 7 de enero vuestra sonrisa permanezca intacta.
Comencemos por los alimentos. Está claro que no podemos evitarlos todos, pero por lo menos, intentemos reducir su consumo o si no lo conseguimos, seamos más concienzudos que nunca con la limpieza de nuestra boca.
Turrón
Es uno de los reyes de las mesas navideñas, pero el turrón contiene una gran cantidad de azúcar, y por tanto es uno de los mejores ingredientes para “cocinar” una caries. Además, los turrones blandos se adhieren a los dientes y hacen que sea más difícil realizar el cepillado dental correctamente. Por el contrario, los duros no suelen ser tan perjudiciales, ya que no contienen tantos azúcares. Por contra, los turrones duros son especialmente poco recomendables para las personas que llevan ortodoncia. Corremos un grave riesgo de romperla.
Dulces
Seamos o no golosos, en esta época del año consumimos más dulces que de costumbre, en especial los más pequeños. Es difícil no sucumbir a la tentación de llevarnos a la boca mazapanes, polvorones, chucherías, chocolate… Así que conscientes de este hecho, por lo menos, recordemos que debemos cepillarnos los dientes lo antes posible.
Marisco
Es otro de los alimentos de los que disfrutamos especialmente en esta época. Pero, al igual que con los turrones duros, debemos de tener mucho cuidado, fundamentalmente si llevamos ortodoncia. La parte externa de este delicioso manjar suele ser muy rígida y podría romper o dañar los brackets.
Fruta escarchada
Es indispensable en todo roscón de Reyes que se precie y también la podemos encontrar, junto con los turrones, de manera aislada. También contiene un alto porcentaje de azúcar y su textura pegajosa hace del cepillado un proceso más difícil de lo normal. En este caso es especialmente aconsejable no olvidarnos de utilizar el hilo dental.
Alcohol
El alcohol produce deshidratación y por tanto seca la boca y reduce la salivación. No debemos olvidar que la saliva mantiene la boca húmeda y nos protege así de caries e infecciones bucales. Otro factor a tener en cuenta es que el alcohol produce halitosis y si además es una bebida carbonatada, como el cava o la cerveza, los daños pueden ser mucho mayores.
Éstos son los alimentos con los que debéis tener especial precaución, pero como hemos dicho antes, más que nunca, en Navidad, debemos tener especial cuidado con la higiene. Además de las “innegociables” tres veces al día, en estas fechas deberíamos llevar con nosotros un cepillo de viaje y cepillarnos lo antes posible después de cualquier comida. Si lo has olvidado, también puedes masticar chicle sin azúcar, ya que favorece la producción de saliva y neutraliza la acidez de los alimentos.
Es especialmente importante no descuidar la higiene de los más pequeños, ya que suelen ser los que más dulces consumen y por tantos los candidatos idóneos para padecer una caries.
Siempre que sea posible, también sería aconsejable evitar el picoteo. La probabilidad de caries aumenta cuando el pH de la boca baja a 5,5. Una baja acidez que favorecemos cuando estamos comiendo todo el día.
Finalmente, un último consejo para las personas con ortodoncia. A pesar de los compromisos sociales, es fundamental llevar puestos los alienadores transparentes, gomas y aparatos las horas necesarias para que el tratamiento sea eficaz.