Las llagas bucales son una de las molestias más frecuentes en la boca. Aunque no son graves, estas pequeñas heridas son muy incomodas, sobre todo, al comer.
Esta dolencia es muy común y más de un tercio de la población tiene o ha tenido llagas en su boca. Sin embargo, todavía existe un gran desconocimiento acerca de las causas que las producen y los tratamientos más adecuados para combatirlas.
¿Qué es una llaga bucal o afta?
Son heridas que salen, sobre todo, en el interior de las mejillas, la lengua o en la base de las encías. Tienen una forma ovalada y color blanquecino o amarillento con un halo rojizo alrededor y pueden aparecer solas o varias al mismo tiempo.
Tipos
Podríamos distinguir tres tipologías dependiendo de su morfología. Las aftas menores son las más comunes, aparecen normalmente en solitario y se curan sin necesidad de tratamiento. Por su parte, las aftas mayores tienen un tamaño superior a un centímetro y tardan unas semanas en desaparecer.
Por último, encontramos las llagas herpetiformes, que son los casos en los que salen numerosas úlceras, con un tamaño pequeño y que desaparecen en semanas.
Causas
No podemos determinar unos motivos concretos, sin embargo, existen algunos factores que pueden contribuir a su formación. A continuación, te enumeramos algunos de ellos:
- Una reacción inmunológica frente a las bacterias comunes de la flora bucal.
- Una infección viral que se manifiesta en este tipo de heridas bucales.
- Traumatismos. Darse un golpe en la boca o morderse el interior del labio pueden dañar la membrana que cubre el interior de la boca y como consecuencia aparecerán estas heridas.
- Ortodoncia o prótesis dentales.
- Estrés.Cualquier situación que nos produzca estrés puede propiciar la aparición de llagas.
- Cambios hormonales. Las llagas en la boca afectan el doble a las mujeres que a los hombres y se cree que es por causas hormonales. De hecho, en muchas mujeres aparecen en algún momento del ciclo menstrual.
- Déficit vitamínico.
Tratamiento
Como ya hemos comentado, normalmente se curan solas. Pero existen algunos trucos para poder acelerar el proceso. Reducir la ingesta de alimentos ácidos o las comidas con muchos condimentos, son buenas opciones.
Además, también podemos aliviar el dolor podemos recurrir algún anestésico local o antiinflamatorio tópico.
En los casos en los que las aftas son persistentes -más de dos semanas con cuidados personales- o recurrentes -más de dos o tres veces al año-, hay que acudir al dentista para que determine otros posibles desencadenantes.