El cuidado de nuestra salud bucal es una tarea importante que debemos llevar a cabo en nuestro día a día. Tener la precaución de realizar un cepillado correcto, hacer caso de todas las recomendaciones que nos proporciones nuestro dentista y llevar una rutina eficaz de higiene bucal ayuda a evitar padecer algunas de las infecciones que vamos a tratar en este post:
La caries durante la infancia
La caries dental es el daño que se produce sobre un diente cuando las bacterias que causan caries que están en la boca producen ácidos que atacan la superficie del diente o esmalte. Esto puede ocasionar un pequeño agujero en el diente, al que se le llama caries. Para los más pequeños, es de suma importancia que empiecen a cepillarse la boca tras salirles el primer diente. En el caso de detectarse una caries durante esa etapa, deben tratarse, aunque sean dientes de leche. De no hacerlo, se podría ver perjudicada la correcta formación de su dentadura en la vida adulta.
La enfermedad de las encías
La periodontitis, más conocida como la enfermedad de las encías, es una infección grave de las encías que daña el tejido blando alrededor de los dientes. En caso de no tratarse, puede llegar a afectar sobre el hueso en el que se apoyan los dientes, causando que se aflojen o caigan en algún momento.
La mejor prevención para esta dolencia pasa por mantener durante al menos dos minutos y dos veces al día un correcto cepillado de los dientes. También el uso de hilo dental una vez al día, antes del cepillado, para eliminar las partículas sueltas de alimentos y bacterias.
El cepillado ideal
Como hemos dicho, una de las principales prevenciones es realizar una correcta limpieza de los dientes. A la hora de cepillarnos los dientes, sabemos que se trata de un gesto repetitivo, que la mayoría de las veces hacemos en automático, sin prestar toda la atención que deberíamos.
Para realizar un correcto cepillado debemos tener claras una serie de acciones: los movimientos que tenemos que realizar con el cepillo tiene que ser cortos, adelante y atrás, de manera suave y cubriendo los dientes por completo. Cepillar los dientes por las superficies exteriores, las interiores y las de masticar. Para terminar, deberíamos evitar aclararnos la boca después del cepillado, tal y como apuntan los últimos estudios.