Los beneficios del flúor son incuestionables. Aumenta la resistencia del esmalte, actúa frente al crecimiento de las bacterias que producen el sarro, previene el desgaste y deterioro de los dientes y permite remineralizar la capa de esmalte. Por todo ello, podríamos pensar que administrar dosis extras de este compuesto mineral a nuestros hijos sería la mejor manera de prevenir las caries y garantizar su salud bucodental. Pero no es así o, al menos, no en todos los casos. Un exceso de flúor puede tener efectos negativos sobre su salud, pues podría llegar a ser tóxico y provocar el efecto contrario, aumentando la porosidad de sus dientes, manchándolos e incluso, en estados avanzados, alterando la forma de las piezas dentales. Es lo que se conoce como fluorosis dental. Por tanto, para aprovechar todas sus ventajas y prevenir sus inconvenientes, toda aportación extra de flúor debe ser la adecuada y siempre controlada por tu dentista. Aclarado este punto, vamos a profundizar en los muchos beneficios de este nutritivo mineral.
Beneficios del flúor
Como hemos dicho, el flúor puede beneficiar tanto a niños como a adultos. De hecho, desde principios de siglo XX, se estableció una clara relación entre este mineral y la prevención de la caries. A través de medidas como la fluoración comunitaria del agua potable en muchas regiones, el empleo del flúor tópico en los colegios o su integración en aproximadamente el 90 por cien de las pastas dentífricas, se consiguió que la prevalencia de caries dental entre los niños disminuyera en la mayoría de los países industrializados entre un 20 y un 50 por cien.
Y ¿cómo actúa el flúor? Pues bien, antes de que salgan los dientes, a través de las encías, el flúor que tomamos en las comidas, bebidas y suplementos hace que el esmalte dental sea más fuerte y resistente a las caries. Es lo que se denomina el “beneficio sistémico”. Cuando los dientes ya han salido, el flúor remineraliza el esmalte. Es lo que se conoce como “beneficio tópico” y lo obtenemos al cepillar los dientes con una pasta dentífrica fluorada o productos dentales fluoruros.
El flúor o fluororo está presente en alimentos como el pescado azul, en verduras como la col o las espinacas, en cereales como el trigo o el arroz y en frutas como las uvas o bebidas como el té. También lo podemos encontrar en la mayoría de los dentífricos y en el agua potable de muchas ciudades o en muchas aguas minerales.
Consejos para proteger la dentadura de tu hijo
Por tanto, para proteger los dientes de tu pequeño, bastaría con que incluyeras estos nutrientes en la dieta de tu hijo y utilizaras una pasta dentífrica e incluso un enjuague bucal con flúor. Eso sí, nunca utilices enjuague bucal en niños de menos de 6 años, pues podrían ingerirlo. En caso de que tu dentista considere que las posibilidades de desarrollar caries son elevadas, será él y solo él quien te aconseje la aplicación de flúor en forma de
gel, enjuague u otros suplementos de flúor. Por ello, es fundamental que tu hijo acuda a revisión con su odontólogo cada seis meses. También es vital que vigiles que tu hijo se cepilla los dientes después del consumo de chuches, caramelos u otros alimentos que contengan azúcar.
Y si estás embarazada, no olvides que el desarrollo dental empieza en el primer mes de embarazo. Por tanto, es fundamental que la futura mamá incluya en su dieta las cantidades necesarias de flúor, junto con otras vitaminas y minerales.
Riesgo de fluorosis según edades:
- De 0 a 4 años los niños son muy susceptibles de presentar manchas en los primeros incisivos y molares permanentes, ya que es el momento en el que se produce la calcificación y maduración de esos dientes (entre los 15 y los 30 meses). En este caso, tu dentista dosificará el flúor de manera equilibrada a las necesidades de prevenir la aparición de caries.
- De 4 a 6 años. Es cuando se calcifican y maduran los dientes posteriores premolares y segundos molares. En esta etapa existe un alto riesgo de que se manche el esmalte en dichas piezas.
- De 6 años en adelante. El riesgo es prácticamente insignificante a excepción de los terceros molares.
En conclusión, para aprovechar todos los beneficios que el flúor aporta a tu hijo y prevenir problemas como la fluorosis, es fundamental que enseñes a tu pequeño los tips básicos de una buena higiene bucodental, que elijas un dentífrico fluorado y que garantices que se alimenta de una manera equilibrada. Y no menos importante: no olvides visitar a tu especialista cada seis meses, pues él será él quien detecte posibles problemas y prescriba otras formas de administración de flúor para prevenirlos, evitando siempre efectos secundarios.