La limpieza dental realizada por un profesional de la odontología es un procedimiento necesario para mantener nuestra salud bucodental. Este tratamiento suele durar unos 50 minutos y consiste en una higiene en profundidad. Te explicamos por qué es tan importante en este post.
Errores al cepillarse
Aun siendo un hábito que realizamos durante toda nuestra vida, no siempre nos cepillamos correctamente. Para un cepillado eficaz y completo debemos estar tres minutos y poner el cepillo un poco inclinado para masajear las encías y eliminar bien los restos de comida que pueden quedarse en esta parte del diente.
No te saltes pasos
Recuerda, no todo es el cepillado. Tras este, debemos usar hilo o seda dental y a ser posible, cepillos interdentales para asegurarnos que no queda ningún resto de alimento en nuestros dientes. Después, nos enjuagaremos con colutorio.
Inaccesibilidad
En otras ocasiones tenemos una buena técnica y realizamos todos los pasos, pero no utilizamos la herramienta correcta, bien porque el cepillo es demasiado grande y no podemos acceder a todas las partes de nuestras piezas dentales, o porque no usamos los productos apropiados en función de la higiene de nuestra boca. El tipo de productos irá designado por nuestro dentista de confianza tras un diagnóstico del estado de nuestra salud dental.
En resumen, por unas causas o por otras, en la higiene diaria no eliminamos todos los restos de comida. De no realizarnos periódicamente una limpieza en la consulta, nos arriesgamos a la acumulación de placa bacteriana que puede llevar a casos de gingivitis e incluso periodonditis, además de la aparición de caries.
En qué consiste una limpieza dental
En primer lugar, la odontóloga revisa tu caso para ver en qué estado se encuentra tu boca y si padece de algún tipo de afección. Después comenzamos con el ultrasonido, esto es una herramienta que elimina el sarro de nuestras piezas dentales, hasta incluso donde la persona no suele llegar bien durante su rutina de higiene diaria.
Tras el ultrasonido, el profesional realiza un cepillado con una pasta designada para la limpieza. Seguidamente, pule el diente y le devuelve a la pieza su color natural. Por último, se pasa el hilo dental y se termina la limpieza con un flúor que aumenta la protección del esmalte.
Después de la limpieza, la persona encargada de dicho proceso enseña al paciente de qué forma se realiza una correcta higiene diaria y en qué zonas debe incidir. Es recomendable realizarse una limpieza al menos dos veces al año.