Un tercio de la población española tiene o ha tenido alguna vez llagas o aftas en la boca. Hay quien las padece solo en algún momento puntual o quienes llevan luchando con ellas desde niños. Pero, a pesar de lo muy molestas que pueden llegar a ser, en la mayoría de los casos no son graves y se suelen curar solas. Habitualmente aparecen sobre la mucosa de la cavidad oral (el interior de las mejillas, la lengua, el paladar o las encías), su forma es redonda u ovalada, de unos 3 a 8 milímetros, de color blanquecino o amarillento y suelen tener un halo rojizo alrededor. Pueden aparecer en solitario o en grupos de hasta 20 o más. Aunque, como hemos señalado, generalmente no son graves, lo cierto es que pueden mermar y mucho nuestra calidad de vida, pues llegan a ser muy dolorosas y convierten el simple hecho de comer, beber e incluso hablar en un auténtico suplicio. Por si eres ese “uno” de cada tres españoles que las padece, hoy te contamos qué son, por qué aparecen y lo que seguro más te interesa: cómo prevenirlas o tratarlas.

¿Por qué aparecen?

En la mayoría de los casos la causa es desconocida y nunca se llega a saber su origen, pero también hay casos en que pueden estar alertándonos sobre otro problema de salud más concreto:

  • Carencia de vitaminas o minerales tales como el ácido fólico, la vitamina B12 o el hierro.
  • Intolerancia al gluten.
  • Reacción de nuestro sistema inmunológico frente a las bacterias de la flora bucal.
  • Infecciones virales que se manifiestan con este tipo de heridas en la boca.
  • Traumatismos. Un mordisco o un golpe podría dañar la membrana interior de nuestra boca y desencadenar la aparición de las llagas.
  • Ortodoncia, prótesis dentales o una limpieza dental agresiva.
  • Ingerir alimentos como el chocolate, el café, el tomate, la fresa, los cítricos, el queso y algunos frutos secos, con los cacahuetes y las almendras.
  • Trastornos como gingivoestomatitis, herpes simple, leucoplasia, cáncer oral, liquen plano oral, candidasis bucal, la enfermedad de Behçet o histoplasmosis.
  • Estrés.
  • Cambios hormonales. De hecho, las llagas afectan dos veces más a las mujeres que a los hombres y en muchas ocasiones aparecen en algún momento del ciclo menstrual.
  • Fármacos. El laurel sulfato de sodio, un ingrediente de algunos dentífricos y enjuagues bucales puede provocar la aparición de aftas.
  • Alergias.
  • Predisposición genética. Si tu padre o tu madre suelen tener, es muy probable que tú también las padezcas.

Prevención y tratamiento

Si eres propenso a las llagas, los expertos recomiendan evitar alimentos ácidos, picantes o muy calientes. También es fundamental llevar una dieta equilibrada, rica en alimentos que nos proporcionen las cantidades adecuadas de hierro, ácido fólico, vitamina B y zinc.

Así mismo, es clave mantener una exquisita higiene bucodental y utilizar cepillos suaves que deberás cambiar con regularidad. Si llevas ortodoncia, la cera te será de gran utilidad y si usas prótesis dental, debes asegurarte de que está bien ajustada y usar geles y almohadillas adhesivas para que se fije bien y su movimiento no te provoque heridas.

Si a pesar de seguir estos consejos no has podido evitar su aparición, para aliviar el dolor y la inflamación puedes recurrir a antihistamínicos, antiácidos, corticosteroides, anestésicos locales o antiinflamatorios tópicos (siempre bajo prescripción médica). Y remedios caseros como enjuagarse la boca con agua y sal o bicarbonato también pueden ser una buena opción.

Cuándo consultar a tu médico

Si padeces llagas con demasiada frecuencia, no se curan en una o dos semanas, son grandes y muy dolorosas o si te producen malestar general, dolor de cabeza o fiebre, no dudes consultar a tu médico para que descarte otras patologías más graves.

Y, por último, vamos a desmontar dos mitos que han pasado a formar parte del imaginario colectivo pero que no por ello son ciertos: Las llagas o aftas no se contagian. Así que no tienes porqué padecerlas por mucho que beses o compartas vaso o cubiertos con otras personas (eso sí, te recomendamos no hacerlo pues, como bien sabes, otras patologías como el Covid-19 sí se contagian por esta vía). Y no hace falta que te atiborres a vitaminas u oligoelementos para prevenirlas, pues solo son efectivos si tienes carencia de ellos.

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