Lucir una sonrisa sana y radiante es cuestión de mantener unos dientes y encías sanos, pero, ¿te has parado a pensar en aquellas zonas de la cavidad oral donde olvidas incidir tu limpieza? La lengua es una de ellas, así como los espacios entre los dientes.
Son muchos los que se preguntan si la lengua es necesario limpiarla y la respuesta es claramente afirmativa. No limpiar con profundidad la lengua es un error común entre la sociedad y más importante de lo que crees ya que la lengua almacena en su superficie decenas de bacterias que pueden afectar gravemente a tu salud bucodental.
Seguramente has escuchado hablar sobre la halitosis, si no puedes hacerlo aquí, y es que esta tiene mucha relación con la limpieza de nuestra lengua, ya que una buena higiene es clave para evitar el mal aliento y la acumulación de placa bacteriana. Y quizá te preguntes qué aspecto tiene cuando la rutina de limpieza no es eficaz, coge un aspecto blanco, señal de que algo no viene bien, por eso te queremos dar algunos consejos de cómo debes limpiarla. ¡Vamos a ello!
- Irrigador bucal.Utilizar este aparato no solo nos permite eliminar los restos de comida y bacterias que pueden acumularse entre los dientes o la superficie dental, sino que también sirve para limpiar la lengua.
- Limpiador lingual.Esta herramienta está diseñada concretamente para limpiar esta zona de nuestra cavidad oral. Se suele adaptar a la superficie de la lengua y permite rasparla suavemente para eliminar la suciedad.
- Enjuagues.Desde Clínica Carolina López siempre aconsejamos usar colutorios tras el cepillado de dientes ya que accede a aquellas zonas que el cepillo difícilmente alcanza.
- Cepillado.Pero, sin duda, la clave está en un buen cepillado, ya que está al alcance de todos. Para limpiarla debes raspar la superficie de forma suave para no provocar ningún daño y siempre mediante movimientos verticales hacia delante y hacia atrás.
Recuerda que hábitos como el tabaquismo altera el sentido del gusto, además de la superficie lingual, por ello, te recomendamos mantener una rutina de cepillado diaria después de cada comida y siempre sin olvidar el flúor y el hilo dental, cuando sea posible.